Están llegando los días, donde mi piel, deja de ser lastimada
por los rayos ultravioleta del sol, que conforme pasan los años se hacen más fuertes, se siente algo diferente en el ambiente y puede que así sea,
está cambiando el clima, mientras avanzan los días, el verano se está
despidiendo y quedando un recuerdo los días calurosos de Mexicali, que el
siguiente años nos visitarán, aunque hay días que el calor nos visita de una
manera “inesperada” y, no debería de ser así, por ejemplo en Diciembre del
año pasado, hubo algunos días que hacía un calor, que prefiero no recordar. Pero estoy
consciente que, vivo en Mexicali y aquí sucede de todo, “Donde lo posible es
imposible y lo imposible es posible”. (Está frase es retomada de mi maestro de Registros
Especiales.)
Me encontraba entre la
decidía de qué música escuchar, ya me empalagué de escuchar “música nueva” (esto no significa que sean
canciones modernas que algún día estarán en el olvido, sino que hay grupos que
conozco, pero no toda su discografía y cuando descubro alguna y es de mi agrado
me la paso escuchándola) y al parecer estoy regresando a lo convencional, las
melodías que crean pasajes inolvidables, donde visualizo momentos posibles,
que, algún día puedan ser realidad.
Antes de escribir estas
líneas, me encontraba releyendo algunos textos que había impreso el año pasado,
cuando estaba haciendo mi servicio social en el laboratorio de computo, donde
los prestadores de servicio (ya sea primera etapa o segunda etapa, inclusive
becarios) teníamos el privilegio de imprimir lo que nosotros quisiéramos, de
hecho fue de gran ayuda y me ahorre una cantidad considerable de dinero, en fin.
Me dieron ganas de
dibujar la caratula de un disco, obvio, no será lo mismo, le pondré “mi toque
personal” ¿Qué originalidad no? También observo de manera detestante mis
apuntes revueltos de contabilidad de segundo semestre, algo que me había
propuesto en año nuevo era ser más organizada y al parecer creo que no lo soy,
ni lo he cumplido en su totalidad, ya que están ejercicios mal acomodados,
exámenes de otras materias, hojas blancas y entre demás cosas que no tiene caso
mencionar.
Algo que también hago,
es observar de una manera no tan detallada el atardecer, ya que estoy en la
sala de mi casa, la puerta está abierta y se siente correr el aire, que no veo, iré a comer algo, cuando termine reanudaré este escrito.
Terminando de comer,
trato de seguir el hilo de este post, hoy, me encontraba con mis amigas y
estábamos platicando sobre los correos que alguna vez a todos nos han llegado
con contenido llamativo por ejemplo: “Usted se ha ganado un millón de libras”
entre demás cosas. Les comenté que en Nigeria hay un crimen llamado 619 que
consiste en casos de personas de cierta ciudad del continente africano y que
sus familiares le dejan una fortuna, pero que ella no puede sacar ese dinero
del banco y qué te ha enviado ese correo para que le ayudes, te pide tu nombre
completo, número de teléfono, el número de tarjeta de crédito y demás
cosas. Luego según ella te va a dar una parte de ese dinero pero te van a
cobrar una parte que se descontará de tu tarjeta de crédito, al final: Inocente
palomita, te dejaste engañar. Es increíble lo que la ingeniería social, es
capaz de hacer y la cantidad de personas que han sido tan ingenuas que hasta
ganas de pegarle con la trucha que salía antes en un comercial de un canal de
televisión regional.
Además que contábamos
sobre mensajes, llamadas de extorsión y demás cosas que el único fin era
obtener dinero.
Les iba a comentar sobre
un sueño interesante que tuve, de hecho me había acordado en la mañana, pero,
pareciera que a esa película, le hubieran arrancado gran parte de las escenas,
dejando fotografías borrosas, que conforme pasan las horas, terminaran por
desaparecer. Me he
preguntado ¿A dónde se van nuestros sueños?
Últimamente he estado
pensando sobre muchas cosas, bueno, siempre lo hago, pero he sobrepasado mis
estándares “normales” y
todo gira acerca del rumbo
de mi vida, qué es lo que quiero y que no, parece que estoy en una guerra conmigo misma
y eso me saca de onda, me preocupa que por pensar mucho, me suceda algo, aunque
no creo, pensar es bueno, al menos quemo mis neuronas en algo importante y no
dejo que estén como parásitos inteligentes en modo inactivo que quizás nunca se vayan a utilizar.
Algo que en estos
instantes, me provocó una breve melancolía, fue ver un papelito de un evento que
asistí el año pasado, regreso a ese pasado y de una manera inmediata vuelvo a
mi presente, me siento diferente, a veces, extraño ese pasado que no volverá,
mejor trato concentrarme en las acciones del mañana para que sean un presente,
como el que alguna vez tuve y que ahora es mi pasado.
No me había dado cuenta
que mis palabras se extienden más, como un abanico, y parece que todo tiene sentido, pasando de un tema
hacia otro, encontrando la manera de volver al inicio, creo que significa que
he mejorado en mis palabras, y este post se está haciendo más largo, no como
los post breves, que son
mis inicios y recuerdo con cierto cariño, algo que no he hecho, es ponerme a
buscar entre mis cuadernos, hojas de trabajos, etc. si tengo algunos escritos para
pasarlos a la computadora, me he topado con algunos que había olvidado en qué momento fueron escritos, algunos tienen la esencia de la Carmen cursi, con sus
respectivas frases, que forman parte de ella, hay veces que me rió de ella, no
sé de dónde buscaba la inspiración para decir tales cosas, quizás el romanticismo la invadía por completo, espero no se lo
vayan a decir, ya que puede que me busqué y me golpeé, aunque no creo que lo
haga, ya que ella, nunca se ha peleado con alguien, al menos eso he sabido, además tengo 19 años que la conozco.
En fin, ya visualizo el
final de este post, y sólo quiero dejar esta frasecita que le robé a Carmen:
“La alegría y la
tristeza no se pueden ocultar”.