Words for him


Continúas en movimiento,
Forzado,
También voluntario.
Sin dejar tus buenos hábitos,
Sobresaliendo
La puntualidad y 
Responsabilidad,
En tú andar estarán.
Algunas veces escribiendo,
Otras leyendo,
Usando las mismas palabras,
Pocas líneas me pertenecieron,
Y siguen existiendo,
Pocos correos preservo,
Vivo en el consuelo de ello,
Aunque, el tiempo algún día,
Las llegara a devaluar,
Tanto que no servirán,
Aun así,
Tus palabras,
No fueron exclusivas,
Nunca únicas,
Ni demasiado especiales,
Siguen existiendo,
Estáticas,
Congeladas,
Marchitas,
Pertenecientes,
Tus letras me enternecen.

Anodina canonizada

Hoy, sin duda me encontraba bien, demasiado bien diría yo, no tenía muy claro el por qué me sentía bien. Era tan bien que me apetecía acostarme con Lucía, la misma de la vez anterior, a pesar que no fuera un fin de semana, quería refugiarme en su cálido cuerpo, la llamé, contestó, con la misma voz de una persona que sabe cuál es su respectiva labor, me dijo que, estaría disponible, ya que se trataba de mí, haría una excepción, ya que, ahora le tocaba estar con el Sr. Rodríguez.

Me dirigía hacia el lugar concordado, conduciendo de manera usual en mi auto, al igual que todos los días, vestía de una manera formal, zapatos, saco, corbata, perfume de prestigio, en fin, con buen porte se podría decir. La mayoría de mi tiempo debía lucir así, y todo por la imagen que exigía mi trabajo. De pronto, me detuve para hacer un semáforo, de fondo se escucha algo de Bach, no logro recordar cuál suite era, mi mente se comenzó agitar e hice un breve análisis sobre las putas y, esto fue lo que resultó:

La puedes encontrar en las entradas de hoteles de bajo prestigio, en bares guarros, burdeles sofisticados, casas de citas, inclusive en alguna que otra esquina; con ropa exuberante y accesorios deslumbrantes. A veces se desplaza caminando, devorada por la mirada de lesbianas, heterosexuales y bisexuales, halagada se ha de sentir. Cuando estás con ella, no te interesa su pasado, mucho menos su futuro, sólo utilizas su cuerpo para al coito llegar. No te reprocha, ni le interesa saber de dónde sacaste las miserables monedas que necesita para seguir de pie, sólo calla, actúa y recibe.

A muchos se les olvida que también eres mujer, te tratan como objeto animado para ellos disfrutar de un buen rato. El instinto animal de un hombre desatado, reprimido, enojado, se posa entre tus manos. Difiere la edad, entre la juventud a la senectud hay una extensa variedad, eres un ser que se rehúsa a discriminar. Tampoco se interpone el estatus social, qué va, crees que eso es solo un adorno de la cruel sociedad, deberían canonizarte por ser extraordinaria en la vida ordinaria, esperas lo mismo de todos, arrepentidos, orgullosos, mendigos, ricos. Para ti, son lo mismo, hombres con hambre carnal que necesitas complacer, estas consiente el por qué las personas que recurren a ti, oh puta, el mundo te devalúa.

Venerada y recordada serás por mí, mi querida puta, canonizada entre la rechazante sociedad de formal mártir prevalecerás, aunque cambie tu rostro, tu  sonrisa, tu cuerpo, tu nombre, no dejaré de dedicarte estas líneas.

Al acercarme al bar, ahí estaba como siempre Lucía, vestía una minifalda negra, con una blusa de tirantes azul turquesa, tacones negros, maquillaje exagerado, el cabello suelto sin mucho arreglo, quien al verme de frente, esbozó una sonrisa, sin duda, le dio gusto verme, me tomó de la mano y nos dirigimos al bar, ambos sabríamos lo que pasaría, así que, no es necesario escribirlo.

Me retiro.

Un día tal, de mes tal.